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Semana 12 de #SPA25CalFall25 y debate sobre #CorregirTuEnsayo. Cuando corrijo mis trabajos intento aplicar varios de los consejos del video, pero adaptados a mi manera de trabajar. Lo primero que hago es leer el texto con calma para sentir su “tono”: quiero comprobar si el grado de formalidad es coherente, si no sueno demasiado coloquial en unas partes y demasiado rígida en otras. Mientras leo, uso un bolígrafo para subrayar, encerrar en círculos o marcar las frases que me hacen dudar, ya sea porque no están claras, porque suenan repetitivas o porque siento que podrían explicarse mejor. En los márgenes me dejo notas muy directas, casi como hablar conmigo misma: “¿Esto se entiende?”, “¿Aquí falta un ejemplo?”, “¿Demasiado largo?”. Después de esa primera limpieza, paso a pulir el texto: busco sinónimos que aporten variedad, revisó conectores, reorganizo oraciones para que el ritmo sea más natural y trato de mejorar el estilo sin perder mi voz. Algo que me ayuda muchísimo es leer el texto en voz alta. Cuando lo hago, escucho donde se atora la idea, que frases suenan forzadas o donde me cuesta trabajo seguir mi propio argumento. Si no puedo explicarlo de manera fluida, entonces se que esa parte necesita revisarse. También uso el corrector automático, pero solo como apoyo: lo veo como una herramienta para detectar despistes, no como un sustituto del proceso real de revisión. Y otra estrategia que aplico es dejar reposar el texto. Si lo leo al dia siguiente, casi siempre encuentro ideas que no estaban bien conectadas, palabras que puedo mejorar o errores que mis ojos ignoraron la primera vez. Finalmente, incorporo la revisión por pares porque otra persona puede ver detalles que yo ya pase por alto; a veces una simple observación de un compañero me ayuda a ajustar la claridad de una idea completa. Este proceso –marcar, cuestionar, pulir, escuchar y volver a leer con distancia– me permite mejorar no solo la forma del texto, sino también la manera en que organizo y transmito mis ideas.